¿Cómo describirías a Chr. Hansen antes y ahora?
Chr. Hansen siempre ha tenido principios sólidos para llevar a cabo sus actividades sobre la base de la ética y la calidad, y así sigue siendo hoy día; somos una compañía que cumple lo que promete.
También estoy convencido de que las personas seguimos preocupándonos sinceramente unos por los otros y de que podemos pasarlo bien mientras trabajamos duro. Sé de otros que se fueron de la empresa un tiempo y luego volvieron.
¿Qué es lo que te gusta de trabajar para Chr. Hansen?
Soy una «persona Hansen» hasta la médula y tengo muy asumida su cultura. Me identifico con todo lo que Chr. Hansen hace y representa; la forma ordenada de actuar y hacer negocios de Chr. Hansen encaja con mi mentalidad.
Además, disfruto con las actividades y clubes sociales que nos ofrecen a los empleados de Chr. Hansen y me encanta volver a participar: el club del vino, el de arte, el de teatro. En mi tiempo libre me gusta relacionarme con los compañeros.
¿Qué es lo que más ha cambiado mientras has estado fuera?
Ha aumentado la diversidad en cuanto a nacionalidades. ¡Es estupendo! Amplías horizontes, te obliga a interesarte por el mundo que te rodea y te permite adaptarte a un entorno cambiante.
Se habla mucho más de la sostenibilidad. Hemos acotado nuestras actividades con los objetivos mundiales de la ONU y hemos identificado tres áreas en las que de verdad podemos generar una repercusión, en especial el desperdicio de alimentos. ¡No todas las empresas se lo toman tan en serio como nosotros!
Lo que hacemos aquí en Chr. Hansen —mejorar la alimentación y la salud— es muy relevante para todo el mundo, en el día a día y para toda la vida. Al mismo tiempo, es un lugar de trabajo estupendo, responsable y flexible.
